Más de 2.400 árboles, seis especies autóctonas y una capacidad de absorción de más de 1.300 toneladas de CO₂: así es Es Bosc, el primer bosque sumidero promovido por el Grupo Eulen en Mallorca. Un proyecto pionero que ofrece al sector turístico una vía concreta para compensar su huella de carbono sin salir de la isla.
En Mallorca, uno de los destinos turísticos más visitados de Europa, el impacto ambiental del sector hotelero es un tema que cada vez preocupa más. La afluencia de millones de visitantes al año incrementa las emisiones de CO₂, pero también genera una oportunidad para innovar en sostenibilidad. En este contexto nace Es Bosc, un bosque sumidero impulsado por el Grupo Eulen y registrado oficialmente en el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO).
Situado en una finca privada en el municipio de Campos, este proyecto alberga más de 2.400 árboles distribuidos en tres hectáreas, con especies autóctonas del entorno mediterráneo. Lo más llamativo es su capacidad de absorción: alrededor de 1.302,83 toneladas de dióxido de carbono. Una cifra que equivale, por ejemplo, a las emisiones de más de 1.100 vuelos entre Madrid y Palma.
Pero lo que realmente distingue a Es Bosc es que está diseñado específicamente para el sector turístico, permitiendo que los hoteles y empresas del sector compensen localmente sus emisiones de CO₂, sin tener que recurrir a soluciones internacionales o genéricas. Según Esperanza Llin, directora de Baleares y gerente nacional de turismo de Eulen, el proyecto responde al compromiso del grupo con la Agenda 2030 y los objetivos de neutralidad climática, alineándose con las prioridades del turismo sostenible. “Somos totalmente partidarios de compensar las emisiones de CO₂ donde se generan. Ahora, las empresas mallorquinas pueden hacerlo en su propia tierra”, señala Llin.
Además, Es Bosc ha sido incluido en el catálogo de buenas prácticas medioambientales de la CEOE, en colaboración con la CAEB, reconociendo su valor como modelo replicable. Se trata de un caso que conjuga impacto positivo en biodiversidad, innovación ambiental y responsabilidad social. El proyecto se desarrolla también en colaboración con Nura Hoteles, reforzando la sinergia entre el sector hotelero y la acción climática.
Los bosques sumidero son considerados hoy una herramienta clave en la lucha contra el cambio climático. Gracias a la fotosíntesis, los árboles captan CO₂ de la atmósfera, almacenan el carbono y liberan oxígeno. Esta capacidad ha convertido a los bosques en protagonistas de estrategias globales como el Protocolo de Kioto, que permite contabilizar su contribución en los objetivos de reducción de emisiones.
En este sentido, iniciativas como Es Bosc van más allá del gesto simbólico: son acciones verificables, localizadas y medibles. Y lo hacen en un entorno que, por su valor ecológico y presión turística, necesita urgentemente soluciones integradoras. Según estudios recientes, un solo pino carrasco maduro, especie común en Baleares, puede absorber hasta 50 toneladas de CO₂ al año, lo que equivale a las emisiones de 30 coches recorriendo 10.000 km.
La idea de compensar localmente las emisiones no es nueva, pero sigue siendo poco habitual. En España, los sumideros registrados en el MITECO aún son escasos, y menos aún los que están vinculados a empresas privadas del sector turístico. Por eso Es Bosc representa un hito pionero.
Además, el proyecto se articula con la visión estratégica del Grupo Eulen, que promueve una cadena de suministro sostenible y trabaja activamente para que sus proveedores también midan y reduzcan su impacto ambiental. Así, la iniciativa no se limita a plantar árboles, sino que se integra en una estrategia empresarial más amplia.
En definitiva, Es Bosc no solo es un bosque. Es un símbolo de transición ecológica, un gesto tangible en un sector a menudo señalado por su impacto ambiental. Y sobre todo, una prueba de que compensar las emisiones no es una utopía, sino una realidad posible, medible y —si se quiere— replicable.
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